"INTENTO RECOPILAR LOS LUGARES DEL MÉXICO EN QUE VIVIERON LOS ABUELOS Y DONDE NACIERON TODOS SUS HIJOS. UN PEQUEÑO HOMENAJE, A AQUÉL GÜAJE QUE EMBARCO CON TAN SOLO CATORCE AÑOS"
miércoles, 27 de febrero de 2013
EL CAÑÓN DEL SABINO
Ubicado en la frontera de los estados de Puebla y Oaxaca, el Cañón del Sabino te sorprenderá con su increíble espectáculo donde cientos de guacamayas cantan y revolotean al aparecer los primeros rayos del sol. Esta historia fantástica comenzó en el centro del país, a cinco horas del Distrito Federal y a dos horas y media de la ciudad de Oaxaca. Nos rodeaba la selva tropical seca entremezclada con cactáceas columnares, dentro de la Reserva de la Biosfera de Tehuacán Cuicatlán (RBTC). Ésta se encuentra en la frontera de los estados de Puebla y Oaxaca. Sobre una superficie de más de 490 hectáreas, y por su ubicación y elevación, este sitio está influido por la corriente Atlántico, lo cual se caracteriza por la presencia de especies de aves como tángara aliamarillo (Thraupis abbas), entre otras; y del Pacífico con la presencia de numerosas especies como el bolsero dorso rayado (Icterus pustulatus). Por su ubicación es un recinto de especies del centro del país como la matraca de las balsas (Campylorhynchus jocosus).
Un lugar privilegiado México es un país con más de 1,070 especies de aves, de las cuales 106 son endémicas, lo que lo ubica en el cuarto lugar a nivel mundial en este rubro. Solamente el estado de Oaxaca tiene 75% de la avifauna del país, con 68 de las endémicas del país y dos endémicas al estado. En este mosaico de formas y colores, existe un grupo bien conocido, los loros (Psittacidae). En México, éstos son representados por 28 especies, casi 90% bajo alguna categoría de protección y recientemente, totalmente protegidos del comercio en México. Existen dos en particular que por su tamaño, habilidad y colores son los preferidos de muchos: las guacamayas. En México habitan la guacamaya verde (Ara militaris) y la roja (Ara macao) en zonas tropicales. La roja se encuentra en Chiapas y Oaxaca, sin embargo y desafortunadamente, debido a una combinación de factores como pérdida de hábitat y extracción comercial excesiva, desapareció en Veracruz, Campeche y Quintana Roo. Anida en cavidades de los árboles en las selvas tropicales húmedas. La segunda se encuentra en el trópico seco. Anida en los acantilados de las partes montañosas del país en Jalisco, Michoacán, Nuevo León y Oaxaca. En 2001 se describió la primera población en el centro del país, en el estado de Oaxaca. A pesar de que este grupo consiste en más de 100 individuos, uno de los más grandes conocidos en México, no se había descrito con anterioridad. En la publicación de Howell and Webb (1995), la guía de referencia para observar aves en México, el mapa para la guacamaya verde no abarca esta región del país.
Cañón del Sabino-
Esta población anida principalmente en el Cañón del Sabino, en la comunidad de Tecomavaca, en el norte del estado de Oaxaca, región de la Cañada. Esta pequeña población, dedicada a la cultura del melón y limones principalmente, se enamoró de las guacamayas y decidieron promover su observación en el campo, en lugar de su venta ilegal, como tristemente muchos lo hacen. Al pie del cañón construyeron dos cabañas, capacitaron guías comunitarios, adecuaron caminos de acceso al borde del precipicio, y llevan a los turistas para que admiren el espectáculo. Es posible entonces verlas pasar frente a uno, volando, gritando, solas, en parejas o grupos de más de 30 individuos. Un verdadero deleite. Para llegar hasta este barranco, se tienen que caminar 40 minutos por un sendero con un desnivel de 600 m. Aconsejamos hacerlo en la tarde, después de las 16:00 horas o muy temprano en la mañana, antes de que el sol sea incómodo. Durante la subida, se puede apreciar el árbol de inaloha, que huele muy rico; o el árbol de sangre, que tiene la sabia roja y que se usa para curar gingivitis. Una vez al borde del barranco, lo único que hay que hacer es esperar (no mucho) a que pasen las "esmeraldas voladoras". Si tienen suerte, podrán ver pasar varias decenas a nivel de sus ojos y a menos de 40 m de distancia. Es también un gran momento para fotografiarlas, ya que es difícil en estas condiciones. Conocemos personas que únicamente fueron a Brasil para tal fin y nunca las vieron. Aquí en el Cañón del Sabino es imposible no verlas. Es un espectáculo inolvidable. Observarlas en el campo, en su hábitat, es vivir una experiencia que te deja sentir tus pulmones llenos de aire fresco de por vida. Es sentir que un latido de corazón es un aleteo de guacamaya.
Por: Georgita Ruíz y Manuel Grosselet
Fuente visitada. mexicodesconocido.com.mx
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