domingo, 14 de agosto de 2011

HISTORIA DE TLAXCALA


El llano de Puebla presenta vestigios notables de la más antigua civilización mexicana. Las fortificaciones de Tlaxcala son de construcción posterior a la de la gran pirámide de Cholula, monumento interesante que consta de cuatro terrazas o pisos y mide cincuenta y cuatro metros de altura.

Esta intendencia ofrece también a la curiosidad del viajero uno de los más antiguos monumentos vegetales: el ahuehuete de Atlixco, que mide 23.30 metros de circunferencia.
El distrito de la antigua República de Tlaxcala, habitado por indios celosos de sus privilegios y muy propensos a disensiones civiles, formaba de muy antiguo un gobierno particular.

En 1793, la población de la intendencia de Puebla, sin contar los distritos de Tlaxcala, Cuautla, Igualapa y Tlapa, ascendía a 508,028 habitantes, de los que 373,752 eran indios; 55,010, blancos; 77,908, mestizos; 585, eclesiásticos seculares; 446, frailes, y 427, monjas. Esta población se hallaba distribuida en seis ciudades, 133 parroquias, 607 pueblos, 425 haciendas, 886 ranchos y treinta y tres conventos.

En 1793, el gobierno de Tlaxcala tenía 59,177 habitantes, de los que 42,878 eran indios, distribuidos en veintidós parroquias, 110 pueblos y 139 haciendas. Los privilegios de los ciudadanos de Tlaxcala son los siguientes:

1°La ciudad se gobierna por cuatro alcaldes indios, los cuales dependen de un cacique o gobernador indio, que está sujeto al intendente español.

2°Los blancos no pueden tener asiento en el ayuntamiento de Tlaxcala.

3°El cacique o gobernador indio goza de los honores de un alférez real.
En la misma fecha, el distrito de Cholula tenía 22,423 habitantes; se contaban cuarenta y dos pueblos y cuarenta y cinco haciendas. Cholula, Tlaxcala y Huejotcingo son las tres Repúblicas que resistieron por siglos enteros al imperio mexicano, aunque la desgraciada aristocracia de su constitución apenas dejaba más libertad al pueblo que la que hubiera tenido bajo el régimen feudal de los reyes aztecas.
Los progresos de la industria y del bienestar de los habitantes de esta provincia han sido muy lentos. El comercio de harinas, muy floreciente en otro tiempo, ha decaído mucho, y el de sombreros y loza ha cesado por completo. Pero el mayor mal que se opone a la prosperidad pública consiste en que los cuatro quintos de todas las fincas pertenecen a manos muertas, es decir, a comunidades de frailes, cabildos, cofradías y hospitales.
La intendencia tiene salinas bastante importantes cerca de Chila, y en Jicotlán, Ocotlán y Zapotitlán. De las canteras de Teotimehuacán y de Tecali se saca un hermoso mármol.
Los indígenas de esta provincia hablan tres idiomas: mexicano, totonaco y tlapaneco; el primero en Puebla, Cholula y Tlaxcala; el segundo en Zacatlán, y el tercero en las inmediaciones de Tlapa.

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