domingo, 8 de enero de 2012

COLORIDO Y LUJO DE LA FIESTA MEXICANA


Adornar es ofrendar, no importa que varios meses de trabajo culminen en la destrucción. Es un arte ritual efímero.

El pueblo es una explosión de formas y colores que cambia con cada fiesta. El arte ritual tradicional es en sí una ofrenda que impone su tono a todos los espacios donde se realiza la ceremonia y el rito; una parte es efímera, de gran laboriosidad y se destruye para honrar, la otra es artesanía ceremonial, objetos benditos de elaboración especial.

En la mayor parte del Centro y Sur del país, sobre la reja del atrio y el gran arco de entrada a la iglesia, se colocan enormes suchiles de madera cubierta de diferentes materiales.

Destacan las arcadas de flores naturales (de allí el nombre de suchil, del náhuatl Xochitl), que ahora pueden ser de papel o y las de semillas de colores. De pronto las arcadas se extienden hasta el piso para convertirse en las más elaboradas alfombras de flores, aserrín y semillas (los xochipetatl) que arrasa la Virgen en su última procesión por el atrio y la calle.

El maíz mismo se convierte en adorno y ofrenda de múltiples maneras. Para la bendición de las semillas, las ceremonias de petición de lluvias y las celebraciones de agradecimiento de las cosechas, se hacen manojos con las mazorcas en los cuatro colores sagrados: amarillo, blanco, rojo y negro, tostado o en palomitas, y se monta sobre estandartes combinados con papel en forma de resplandores, que nos recuerdan las referencias de Sahagún a los sartales y guirnaldas llamadas momochtli, que se ofrendaban en el segundo mes Tlacaxipehualiztli, y que aún hoy en día se hacen en San Felipe del Progreso, Estado de México, el tercer miércoles de enero.

Se aplica una técnica prehispánica de elaboración, en Pátzcuaro todavía es posible conseguir Cristos de pasta de caña de maíz, material con el que están hechas las imágenes de la Virgen de Talpa y de Nuestra Señora de los Lagos, en Jalisco, y que, como se ha visto, tienen casi 400 años de antigüedad.

VELAS Y CIRIOS

Desde las más sencillas velas de cebo o de parafina, pasando por las que se adornan en espiral con tiras de papel metálico, hasta las llamadas escamadas que son una verdadera filigrana, son llevadas en la mano o colocadas dentro de unos candeleros de barro de hechura especial, los sahumerios del mismo material, para quemar el copal, son objetos rituales que cobran mayor importancia durante la fiesta de Todos los Santos y Fieles Difuntos.

En la época prehispánica el copal y el papel se consideraron sagrados y alimento de los dioses entre los mexicas, los mayas y mixtecos. No había fiesta en la que no se hiciera uso ritual de ellos. Los papeles más conocidos fueron: el que se fabrica de la corteza del árbol de amate y el de fibra de maguey, al cual hace amplias referencias Sahagún en los atavíos de los dioses, los sacerdotes, los sacrificados y en las ofrendas.

Fuente visitada.
popularte/esp

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