Es la tierra de Tepoztécatl guerrero vencedor de la temible serpiente Mazacuatl de Xochicalco, Señor de Tepoztlán y sacerdote del ídolo Ometochtli; tierra cuyo pasado se entremezcla en la espesura de la mágica bruma que rodeó los pasos del héroe mitológico; lugar de tradiciones, leyendas y apariciones, rodeado por una hilera de formaciones rocosas imponentes cual fortaleza inexpugnable.
Tepoztlán.
Su nombre significa "Lugar del Hacha de Cobre", o bien "Lugar de las Piedras Quebradas", y deriva de la lengua nahuatl. Desde los tiempos de dominio azteca Tepoztlán figuraba como uno más de los poblados circunvecinos que rendían tributo a aquel pueblo guerrero, y aunque contamos con dicha referencia histórica, el orígen mismo de este poblado es tan incierto como misterioso. Antiguamente fue ocupado por varios grupos indígenas: tlahuicas, tolteca-chichimecas encabezados por Mixcóatl que conquistaron el Valle de México, extendiendo sus dominios hasta lo que hoy corresponde al territorio de Morelos y, finalmente, entre los siglos XIII y XVI los xochimilcas, tal como consta en las informaciones de Fray Diego de Durán. Luego, tras la consolidación del imperio mexica en Tenochtitlan, Tepoztlán quedó bajo su dominio, incorporándose al padrón tributario de Oaxtepec. Entre las materias que formaban parte de dicho tributo figuraban el papel amate, producido principalmente en el poblado de Amatlán, así como cal, mantas de algodón e ixtle de maguey.
Existe un halo singular que envuelve la región, teniendo como vórtice el famoso Cerro del Tepozteco, cuya mole domina el poblado y sus alrededores desde tiempos inmemoriales. "Posee mucha energía", afirman miles de visitantes que atraídos por la fama del cerro, ascienden hasta su cumbre para admirar la pequeña pirámide enclavada en su cima, así como el panorma expuesto ante la severidad de las cordilleras del hermoso Parque Nacional El Tepozteco.
Se dice que aproximadamente en 1150 se empezó a construir el adoratorio que hoy conocemos como "La Pirámide del Tepozteco", dedicada al dios Ometochtli-Tepuztécatl, uno de los dioses del pulque. El recorrido hasta la pirámide inicia en el lugar conocido como "Axihtla", en la Cruz del Bautisterio, monumento formado por una esfera de piedra con una cruz en su parte superior, el cual marca el sitio en donde Tepoztécatl fue bautizado en señal de su conversión al cristianismo. El templo se compone de dos cuartos: el primero de ellos funcionó como vestíbulo y en su centro se observa una oquedad rectangular, en la cual fueron encontrados restos de carbón y copal; el cuarto posterior probablemente albergaba la escultura del dios principal, y aunque no existe el techo original, se observó en las primeras exploraciones del templo que probablemente había estado sostenido por vigas de madera. Lo cierto es que el templo tenía una gran importancia, a tal punto que múltiples peregrinaciones llegaban hasta él provenientes del Estado de Chiapas o Guatemala.
Tepoztlán se ubica a unos 20 kilómetros de la ciudad de Cuernavaca, en el Estado de Morelos, y se distingue como una zona de forma parte del corredor biológico Ajusco-Chichinautzin. La fauna del lugar posee los más variados ejemplares: armadillos, tejones, ardillas, zorrillos, águilas, gavilanes y colibríes, así como una gama sorprendente de arácnidos, entre los que sobresalen la tarántula, la viuda negra o el alacrán. Lo caluroso del día se antepone a la frescura de sus noches, contraste que también se refleja en la diversidad de pobladores que lo conforman. Mercaderes y locatarios de costumbres modestas, así como vecinos propietarios de grandes residencias, coinciden en las calles empedradas del pueblo, en la iglesia o los rústicos puestos del mercado en la plaza central.
El ahora Ex-Convento de la Natividad fue construído por la orden religiosa de los dominicos en la segunda mitad del siglo XVI. Se trata de una imponente construcción que domina, al igual que la parroquia, el paisaje tepozteco.
El declarado "Patrimonio Cultural de la Humanidad" en 1994 también alberga el Museo y Centro de Documentación Histórica, mismo que cuenta con 4 salas donde se muestran aspectos como el hábitat y la Población, economía, vida cotidiana, la religiosidad, música y danza. La Parroquia, o la "Iglesia Grande", es otra gran construcción en cuyo frontispicio puede apreciarse la influencia y el trabajo de las manos indígenas. En el atrio aun pueden verse restos de las capillas posas, ubicadas en cada una de las esquinas, además de la capilla abierta que sigue utilizándose durante algunas ceremonias y festejos.
Tepoztlán depende en gran medida del turismo, mismo que frecuenta el lugar sobre todo en fines de semana, tomando en consideración la cercanía que tiene con Cuernavaca o Ciudad de México. Los locales se suceden uno tras otro, al igual que los puestos enfilados a orillas de la calle principal, ofreciendo prendas elaboradas en manta, artesanías, accesorios decorativos, artículos de calzado y accesorios, etc.
Pero quizás la mayor fama del pueblo se debe al Carnaval de Tepoztlán, celebrado por primera vez en 1862 con el ya tradicional "brinco del Chinelo", una de las expresiones culturales más arraigadas de Morelos. Imposible saber cómo surgió esta tradición, aunque se celebra año con año 3 días antes del miércoles de ceniza. Según la opinión de Angel Sandoval, la palabra Chinelo es de orígen nahuatl y significa "movimiento o meneo de caderas o el cuerpo". El traje de Chinelo se compone de sombrero, pañoletas, una máscara de tela de alambre pintado, de grandes ojos, abundantes cejas y larga barba, así como un vestido confeccionado en terciopelo de colores, adornado con encajes o marabú (plumas de ave o pelo de conejo) y un volantón.
Fuente visitada. travelbymexico.com
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