martes, 27 de noviembre de 2012

NUEVA ESPAÑA


Capital de un virreinato (Nueva España) que extendía sus dominios desde California y Texas hasta Panamá, México se fue, poco a poco, convirtiendo en una de las principales ciudades del mundo.
En 1600 tenía unos 15.000 h, de ellos 7.000 españoles. A mediados del s. XVIII tenía ya 90.000 y durante la segundad mitad de dicho siglo, merced a la interesante labor del virrey conde de Revillagigedo, a quien muchos han llegado a considerar como el verdadero fundador de la ciudad moderna, México empezó a ser lo que es hoy.
Durante el gobierno del citado virrey se construyeron numerosos edificios, se pavimentaron las calles y se proporcionó a la ciudad alcantarillado y alumbrado público. Revillagigedo creó escuelas populares para los indios, fundó la Escuela de Minas, mejoró la administración de justicia, reorganizó la hacienda y la política, estableció un correo bisemanal entre la capital y las intendencias provinciales y mejoró todos los caminos del país. Con estas reformas la población aumentó y en 1790 dio la cifra de 112.992 h, que unos años después Humboldt estimó en 137.000. La mitad, aproximadamente, eran españoles, y existían unos 40000 mestizos, mulatos o negros y unos 10.000 indios.

México llegó entonces a ser la primera ciudad de América y una de las mayores y más bellas del mundo. Era el centro del comercio interior de las provincias de Nueva España y también del de Ultramar por sus buenas relaciones con los puertos de Veracruz y Acapulco. Humboldt la llamó la "ciudad de los palacios"; estaba repleta de buenos edificios y contaba con más de cien iglesias y cincuenta conventos. Las calles, rectas y anchas (14 varas), estaban empedradas y enlosadas. Dos grandes acueductos de 900 arcos cada uno, hoy destruidos, conducían el agua potable hasta una fuente monumental construida en 1779 por el virrey Bucareli.

Fuente visitada. mgar.net

lunes, 19 de noviembre de 2012

METEPEC Y EL "ÁRBOL DE LA VIDA"



La magia de esta ciudad mexiquense se encuentra principalmente en las hábiles manos de sus artesanos que transforman el barro en hermosas piezas que muestran la mezcla de dos culturas y de donde sobresalen los coloridos Árboles de la Vida.

Pero esta fusión intercultural no sólo es palpable en el arte popular, sino también en sus tradiciones y arquitectura.

En el Centro de este Pueblo Mágico se combinan construcciones modernas como el Centro Panamericano de Ecología o la Sede del Sistema de Radio y Televisión Mexiquense; y edificios coloniales como la parroquia y el convento franciscano erigidos en el siglo XVI -este último adornado con una magnífica fachada barroca, obra de artistas indígenas- y el Templo de Calvario de estilo neoclásico. Metepec también posee cualidades únicas en su gastronomía y en sus bebidas autóctonas, como la garañona, que son posibles de disfrutar en los restaurantes típicos y peñas ubicados alrededor de la Plaza Cívica y en las calles aledañas al centro de la ciudad.

En Metepec hay más de 300 artesanos y 275 familias dedicadas a la alfarería, la principal actividad del municipio. Sobresalen los Árboles de la Vida por su belleza, colorido y significado religioso que desde la antigüedad han dado fama a este Pueblo Mágico y se han extendido en todo el mundo; incluso en el Vaticano hay un Árbol de la Vida monumental dedicado a laVirgen de Guadalupe.

No menos admirables son las figuras fantásticas de santos, jarrones, macetas, vitrales y la talabartería. En algunos barrios como el del Espíritu Santo y Santa Cruz hay corredores y talleres de venta y exposición. En la cabecera municipal está el Corredor Artesanal, mientras que en la Casa del Artesano se exponen las codiciadas piezas premiadas a nivel nacional.

El árbol de la vida más tradicional contiene una serie de imágenes importantes. En la parte superior de la escultura se coloca una imagen de Dios; debajo, las ramas del árbol tienen relación con la creación del mundo en siete días. Otras imágenes características son el sol y la luna, Adán y Eva y los animales, flores y frutos que simbolizan el paraíso. También aparece la serpiente de la historia bíblica en la parte inferior, al igual que el Arcángel Gabriel que expulsó a Adán y Eva del Jardín del Edén. En general, la escultura del árbol se ve algo así como un candelabro. Los árboles se fabrican principalmente para uso religioso y decorativo, aunque aquellos que tienen quemadores de incienso es más probable que sean usados con motivos religiosos.

Los árboles están hechos de barro cocido en hornos de gas a baja temperatura. La mayoría miden entre 26 y 60 centímetros de altura y su creación puede tardar de dos semanas a tres meses. La fabricación de piezas extremadamente grandes puede tardar hasta tres años. Estos árboles varían en tamaño desde miniaturas hasta gigantescas esculturas públicas. La mayoría de los árboles son creados y vendidos por los propios artesanos que han aprendido a elaborarlos de sus padres y abuelos. En las últimas décadas han aparecido variantes de la artesanía.

Muchos árboles tienen un tema único, pero el más común es la dualidad entre la vida y la muerte y la relación del hombre con el mundo natural. Sin embargo, a menudo mantienen los elementos esenciales, como las imágenes de Adán y Eva. Tiburcio Soteno Fernández es uno de los pocos alfareros que crea árboles con temas completamente ajenos al Jardín del Edén; muchos de ellos presentan la historia de un lugar o persona famosos y son fabricados sobre pedido. Sus trabajos han aparecido en colecciones temporales y permanentes en países como Escocia, Estados Unidos, Canadá, Italia y Francia. Sin embargo, los puristas insisten en que los árboles que no representan el Jardín del Edén no pueden considerarse verdaderos árboles de la vida.

 

Fuente visitada.
mexicodesconocido.com
Wikipedia.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

TEPOZTÁN CIUDAD MÁGICA



Es la tierra de Tepoztécatl guerrero vencedor de la temible serpiente Mazacuatl de Xochicalco, Señor de Tepoztlán y sacerdote del ídolo Ometochtli; tierra cuyo pasado se entremezcla en la espesura de la mágica bruma que rodeó los pasos del héroe mitológico; lugar de tradiciones, leyendas y apariciones, rodeado por una hilera de formaciones rocosas imponentes cual fortaleza inexpugnable.

Tepoztlán.
Su nombre significa "Lugar del Hacha de Cobre", o bien "Lugar de las Piedras Quebradas", y deriva de la lengua nahuatl. Desde los tiempos de dominio azteca Tepoztlán figuraba como uno más de los poblados circunvecinos que rendían tributo a aquel pueblo guerrero, y aunque contamos con dicha referencia histórica, el orígen mismo de este poblado es tan incierto como misterioso. Antiguamente fue ocupado por varios grupos indígenas: tlahuicas, tolteca-chichimecas encabezados por Mixcóatl que conquistaron el Valle de México, extendiendo sus dominios hasta lo que hoy corresponde al territorio de Morelos y, finalmente, entre los siglos XIII y XVI los xochimilcas, tal como consta en las informaciones de Fray Diego de Durán. Luego, tras la consolidación del imperio mexica en Tenochtitlan, Tepoztlán quedó bajo su dominio, incorporándose al padrón tributario de Oaxtepec. Entre las materias que formaban parte de dicho tributo figuraban el papel amate, producido principalmente en el poblado de Amatlán, así como cal, mantas de algodón e ixtle de maguey.

Existe un halo singular que envuelve la región, teniendo como vórtice el famoso Cerro del Tepozteco, cuya mole domina el poblado y sus alrededores desde tiempos inmemoriales. "Posee mucha energía", afirman miles de visitantes que atraídos por la fama del cerro, ascienden hasta su cumbre para admirar la pequeña pirámide enclavada en su cima, así como el panorma expuesto ante la severidad de las cordilleras del hermoso Parque Nacional El Tepozteco.

Se dice que aproximadamente en 1150 se empezó a construir el adoratorio que hoy conocemos como "La Pirámide del Tepozteco", dedicada al dios Ometochtli-Tepuztécatl, uno de los dioses del pulque. El recorrido hasta la pirámide inicia en el lugar conocido como "Axihtla", en la Cruz del Bautisterio, monumento formado por una esfera de piedra con una cruz en su parte superior, el cual marca el sitio en donde Tepoztécatl fue bautizado en señal de su conversión al cristianismo. El templo se compone de dos cuartos: el primero de ellos funcionó como vestíbulo y en su centro se observa una oquedad rectangular, en la cual fueron encontrados restos de carbón y copal; el cuarto posterior probablemente albergaba la escultura del dios principal, y aunque no existe el techo original, se observó en las primeras exploraciones del templo que probablemente había estado sostenido por vigas de madera. Lo cierto es que el templo tenía una gran importancia, a tal punto que múltiples peregrinaciones llegaban hasta él provenientes del Estado de Chiapas o Guatemala.

Tepoztlán se ubica a unos 20 kilómetros de la ciudad de Cuernavaca, en el Estado de Morelos, y se distingue como una zona de forma parte del corredor biológico Ajusco-Chichinautzin. La fauna del lugar posee los más variados ejemplares: armadillos, tejones, ardillas, zorrillos, águilas, gavilanes y colibríes, así como una gama sorprendente de arácnidos, entre los que sobresalen la tarántula, la viuda negra o el alacrán. Lo caluroso del día se antepone a la frescura de sus noches, contraste que también se refleja en la diversidad de pobladores que lo conforman. Mercaderes y locatarios de costumbres modestas, así como vecinos propietarios de grandes residencias, coinciden en las calles empedradas del pueblo, en la iglesia o los rústicos puestos del mercado en la plaza central. 
El ahora Ex-Convento de la Natividad fue construído por la orden religiosa de los dominicos en la segunda mitad del siglo XVI. Se trata de una imponente construcción que domina, al igual que la parroquia, el paisaje tepozteco.

El declarado "Patrimonio Cultural de la Humanidad" en 1994 también alberga el Museo y Centro de Documentación Histórica, mismo que cuenta con 4 salas donde se muestran aspectos como el hábitat y la Población, economía, vida cotidiana, la religiosidad, música y danza. La Parroquia, o la "Iglesia Grande", es otra gran construcción en cuyo frontispicio puede apreciarse la influencia y el trabajo de las manos indígenas. En el atrio aun pueden verse restos de las capillas posas, ubicadas en cada una de las esquinas, además de la capilla abierta que sigue utilizándose durante algunas ceremonias y festejos.

Tepoztlán depende en gran medida del turismo, mismo que frecuenta el lugar sobre todo en fines de semana, tomando en consideración la cercanía que tiene con Cuernavaca o Ciudad de México. Los locales se suceden uno tras otro, al igual que los puestos enfilados a orillas de la calle principal, ofreciendo prendas elaboradas en manta, artesanías, accesorios decorativos, artículos de calzado y accesorios, etc.

Pero quizás la mayor fama del pueblo se debe al Carnaval de Tepoztlán, celebrado por primera vez en 1862 con el ya tradicional "brinco del Chinelo", una de las expresiones culturales más arraigadas de Morelos. Imposible saber cómo surgió esta tradición, aunque se celebra año con año 3 días antes del miércoles de ceniza. Según la opinión de Angel Sandoval, la palabra Chinelo es de orígen nahuatl y significa "movimiento o meneo de caderas o el cuerpo". El traje de Chinelo se compone de sombrero, pañoletas, una máscara de tela de alambre pintado, de grandes ojos, abundantes cejas y larga barba, así como un vestido confeccionado en terciopelo de colores, adornado con encajes o marabú (plumas de ave o pelo de conejo) y un volantón.


Fuente visitada. travelbymexico.com

viernes, 9 de noviembre de 2012

JESÚS HELGUERA (PINTOR)



Nacido el 28 de mayo de 1910 en Chihuahua, México, Jesús Enrique Emilio de la Helguera Espinoza fue un pintor e ilustrador mexicano, hijo de Álvaro de la Helguera García, un inmigrante español y de María Espinoza Escarzaga. Vivió su infancia en Ciudad de México y posteriormente en Veracruz. A los siete años el joven Helguera abandona México con su familia a causa de la revolución mexicana, estableciéndose en España.


Radicado inicialmente en Ciudad Real, pasa a Madrid donde eventualmente se inscribe en la Escuela de Artes y Oficios y posteriormente es alumno de la Academia de San Fernando donde estudió bajo Marcelino Santamaría, Manuel Benedito y Julio Romero Torres entre otros profesores.


Dibujante y pintor, dio clases de arte en Bilbao y se dedicó a ilustrar publicaciones diversas. Al estallar la guerra civil española, Helguera, casado con Julia Gonzáles Llanos, opta por retornar a México. Trabajando por un tiempo para la revista Sucesos para todos, y en 1954 para la editorial Galas de México, empresa que aún conserva la propiedad de varios cuadros originales.


Sus obras pictóricas fueron amplísimamente reproducidas en calendarios y cajas de fósforos de la Compañía Cigarrera La Moderna, llegando de este modo a casi todos los hogares y comercios de México.

Helguera continuó pintando e ilustrando para diversos clientes. Padre de dos hijos, falleció el 5 de diciembre de 1971.




Fuente.Wikipedia

lunes, 5 de noviembre de 2012

LOS SABORES DE PÁTZCUARO


Pintura de Jesús Helguera

La herencia cultural del México, mezcla de sus indígenas y de los colonizadores españoles, le han dado un toque característico que lo distingue de cualquier otro pueblo. Las recetas prehispánicas e ibéricas se mezclan y enriquecen, creando platillos de nombres extraños, combinaciones de olores y sabores poco usuales, muy coloridos y deliciosos. Uno de los productos que siempre acompañan al mexicano en su vida diaria, en cualquier rincón del país, es, ha sido y seguirá siendo el maíz.

En Michoacán existen diversos guisos cuya base es este producto. Podemos comenzar mencionando a la tortilla, base para, entre otras cosas, las deliciosas Enchiladas Placeras, que son dobladitas de queso, cubiertas con salsa de jitomate, cebolla, papa y zanahoria cocida y, si se desea, acompañada de una pieza de pollo. Las Corundas, son triangulitos de masa comúnmente rellenos de queso, carne o rajas, también servidos con crema y sala. Los Uchepos son unos tamales hechos de elote tierno, los hay salados y dulces. Ambos se comen con crema agria y salsa.

Pero la comida patzcuarense no sólo se trata de masas y tamales. Por ejemplo, la sopa tarasca es una sopa de frijol con un toque de jitomate, condimentada con especies, chile pasilla y adornada con queso rallado, crema y totopos. Los charales son la botana “rápida”. Los venden en los embarcaderos y en tienditas de la esquina (además de restaurantes) recién salidos del comal freidor. Los puedes llevar en una bolsita, vaso o plato y los venden enchilados o simples. Eso sí, se acompañan de limón y salsa líquida. Hay que tomar en cuenta que los pequeños pescaditos vienen enteros, con todo y ojos, así que siempre habrá más de un no muy valiente que por sólo ese hecho no se atrevería a darles una buena mordida.

Valga decir que el pescado blanco, único en el mundo y criado en el Lago de Pátzcuaro, es uno de los platillos más famosos de la región, preparado en varios restaurantes de la ciudad, pero la especie está en peligro de extinción y puede ser que cuando quiera acercarse a probarlo, ya sea muy tarde. Para disfrutar de cualquiera de estos platillos, puede escoger entre comer en un elegante y refinado restaurante o sentarse en alguno de los puestos callejeros o del mercado de artesanías y antojitos. Claro que también se ofrece comida de la región como Carnitas, Morisqueta, tacos o bien, comida internacional. PARA TERMINAR LA COMIDA Qué mejor forma de terminar la comida que con una nieve de pasta o de cualquiera de los más de 30 sabores que se ofrecen en las típicas neverías ubicadas alrededor de la Plaza Vasco de Quiroga.

Y si preferimos un café para la sobre mesa, el mejor acompañante será una empanada. Precisamente en el Portal Hidalgo de la misma plaza hay dos puestos con estos panecillos rellenos. Los sabores que se ofrecen son: Picadillo, pollo, atún, coco, zarzamora, cajeta, leche, piña, guayaba, durazno y chabacano. Las dueñas de los puestos son hermanas, Rosa María Catalina y María Saucedo López. Las empanadas son conocidas como “Empanadas Cata” y el negocio familiar comenzó hace 25 años con un canasto que llevaban por la calle, ofreciendo las empanadas cocinadas en casa, de puerta en puerta. Así, se ha vuelto otra tradición gastronómica de Pátzcuaro que se puede disfrutar por sólo dos pesos la pieza. Como podrá ver, la comida de este lugar habla de su pasado y su presente, entremezclándose sin que usted lo note, pero brindándole una buena experiencia culinaria.

 Fuente visitada. travelbymexico.com