miércoles, 21 de julio de 2010

CATEDRAL METROPOLITANA DE MÉXICO



Considerado el Primer Monumento Religioso de América, la Catedral Metropolitana de México fue edificada a lo largo de 218 años por 16 arquitectos sobre una plancha de cemento cimentada por 22 mil estacas de madera, que han resistido sismos, incendios y hundimientos por más de 400 años.
Luego de la conquista, fue alzada una catedral provisional sobre lo que sería parte del atrio y Zócalo, misma que sería demolida en 1626. En 1573 se inició la magna obra literalmente sobre el fango. Para salvar este obstáculo, se copió el modelo de los Mexicas y se llevó a cabo una plancha de cascajo y piedra sobre estacas de madera a una distancia de 60 centímetros cada una.
En los primeros 100 años de la obra, ésta se hundió 75 centímetros, lo que es una muestra de la lucha que ha sostenido este templo por mantenerse en pie. Hoy en día hay una diferencia de 1.40 metros de diferencia en el desnivel si uno camina desde la esquina de la calle de Guatemala al lado oeste del Zócalo.
Del modelo original lo único que no se concretó fueron dos torres que deberían estar del lado de la calle de Guatemala. Lo primero que se concluyó fue el Altar de los Reyes, terminado por el arquitecto Gerónimo de Balvés, hecho totalmente de madera tallada, con imágenes de santas y santos que fueron reyes y reinas; dicho Retablo está cubierto con hojas de oro y tiene 27.5 metros de altura y que fue la primer muestra del estilo churrigueresco combinado con barroco.
Hacia 1667 se completó el techo de la construcción. Quizá lo que vino después fue la Sacristía en forma de bóveda, en la que se pueden admirar cajoneras de madera que datan del siglo XVIII, en las que se guardan los ornamentos sagrados que utilizan los sacerdotes al oficiar misa. La cúpula la concluyó el arquitecto catalán Manuel Tolsá.
En cada uno de los costados del templo están repartidas siete capillas, cada una esta separada por muros de 2.80 metros de espesor, lo que ha servido como contrapeso en contra de las inundaciones y temblores. Esta construcción tiene un peso de 127 mil toneladas.
Por cierto que el Calendario Azteca, hallado en 1790, estuvo pegado por muchos años en una pared del sector aunque lo que continúa en esa parte es una placa conmemorativa. Cerca de este lugar está un busto del Emperador Cuauhtémoc efectuado en el siglo XIX, y al cual todavía cada 13 de agosto, fecha de la rendición ante los conquistadores españoles, acuden personas para rendirle homenajes póstumos.
Uno de los dos órganos del templo procede de España, cuando en 1688 el Venerable Cabildo de la Ciudad de México se lo solicitó al Rey Felipe IV, mismo que llegó a nuestro país en 1693 fabricado por Jorge de Sesma y que fuera instalado en 1695 por Tiburcio Sanz.
40 años más tarde fue estrenado oficialmente el órgano mexicano realizado por José Nazarte. En 1813 se restauran ambos aparatos, a los cuales se les añaden teclados, cajas de viento y al proveniente de Europa se le incluye un fuelle. En los accesos a este lado poniente hay dos pinturas al óleo sobre tabla: San Pedro y San Pablo, anónimas de los siglos XVII y XVIII respectivamente.
La reja que da al Coro fue fabricada en 1722 en Macao, China con el diseño del pintor mexicano Nicolás Rodríguez Juárez, para que se colocara el 10 de marzo de 1730. También puede ser admirado el Facistol, que es una especie de atril gigantesco en el que se colocaban libros de gran tamaño para que los cantos pudiesen ser vistos por los integrantes del coro. Este mueble fue obsequiado por el Arzobispo de Manila, Manuel Antonio Rojo de Río en 1762.
El Coro de esta Catedral está en forma de hemiciclo y corresponde al mismo esquema de las iglesias ibéricas. De 1696 a 1697 se estableció una doble fila de tribunas con 59 relieves de santos. La obra fue hecha con base en madera de caoba, nogal, cedro y tapincerán. El costo fue de 16 mil 800 pesos.
Exactamentge debajo del Retablo de los Reyes se ubican las criptas de los 39 Arzobispos que ha tenido la Ciudad de México, que fue inaugurada por Fray Juan de Zumarrága, cuya tumba se encuentra a la entrada de esta cripta y encima de la cual se eleva la escultura labrada en mármol del propio Zumarrága, en la que resalta en su vestimenta la Virgen de Guadalupe, ya que es de todos conocido que fue a él, a quien el Santo Juan Diego mostró las pruebas de las apariciones de la Virgen Morena.

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