"Raza de bailadores de jarabe", llamó López Velarde a los mexicanos, en su maravilloso poema " La Suave Patria " y en verdad que el Jarabe Tapatío es la expresión mexicana por excelencia de la danza, superior a otros bailes populares, como la Zandunga, la Jarana, la Bamba, el Zapateado, etcétera. Parece que el Jarabe es en verdad de origen tapatío, pues todavía es en los pueblos de Jalisco en donde se baila con mayor devoción, a veces sobre tarimas de gruesa madera que tapan grandes hoyos hechos en la tierra, como caja de resonancia para el vivo taconeo de los bailadores. Estos visten generalmente los trajes de Charro y de China Poblana, en la liturgia nacional, en tal forma que el jarabe se identifica con esos personajes prototipos del mexicano de ahora y de antes.
La danza se acompaña en esos lugares con la música del Mariachi, tapatío también, que originalmente fue una orquesta compuesta de gente de arpón, guitarrón y violín, a la que a veces acompañaba un clarinete y un tamborcillo. Antes se bailaba el Jarabe cantando sones de la tierra, con dos voces acopladas, una de ellas era el falsete. El original Jarabe Tapatío era una danza de larga duración, colección de sones y bailes diversos, que independientemente entre sí fueron populares y que juntaron para formar algo así como un baile nacional, compuesto para la clásica pareja del Charro y la China Poblana. Comienza con el son de El Atole, y sigue con los de: El Carbonero, El Sombrero Ancho, El Ahualulco, La Malhora, La Guitlacocha, El Perico, Los Enanos, El Romerito, El Limoncito y otros sones, para terminar con los de El Palomo y La Diana.
Al empezar el siglo XIX, los currutacos o emperifollados de la alta sociedad mexicana, afrancesados ya un poco, bailaban las danzas europeas: el bolero, el fandango, la contradanza o bien los aires de la corte, como las pavanas, las gavotas y los minuetos, aún más antiguos; mientras que el pueblo bailaba el zapateado español, acompañando al baile con seguidillas y tonadillas mal intencionadas, que generalmente se burlaban, con picantes letras, no pocas veces licenciosas, de los bailes de los gomosos y de sus reverencias. Al sobrevenir la independencia de México, se incorporaron sones patrióticos y canciones populares, convirtiéndose el zapateado español en el Jarabe Tapatío con elementos propios.
Se puso el nombre de Jarabe al nuevo baile, porque los boticarios acostumbraban hacer un jarabe de mixturas, para muchos males, echando en unos recipientes los sobrantes de muchos otros medicamentos ya que el baile se hizo también con retazos de otras danzas y canciones.
El Jarabe se baila con diversos movimientos de los pies para cada son y la mímica correspondiente: por ejemplo, al bailar El Palomo, el nombre hace la rueda a la mujer, como el macho a la hembra, en las palomas, terminando por arrojar a los pies de la bailadora el galoneado sombrero. El Jarabe siguió siendo un baile popular, que nunca entro a los salones, en donde se siguieron bailando las danzas extranjeras: la varsoviana, la polka, la mazurka, el chotis, la danza y el vals, que trajeron a México los soldados franceses durante la invasión de mediados de siglo. El Jarabe era considerado como una danza corriente y licenciosa que empezó a bailarse en las fiestas públicas hasta imponerse.
El virrey Berenguer de Marquina, el 15 de diciembre de 1802, en un bando que
condenaba esa danza, decía dolido: " que en el mes de octubre llegó a su noticia, con gran sentimiento de su corazón, que en esta capital (la ciudad de México) y en otros lugares del reino, se iba introduciendo un baile nombrado Jarabe Gatuno, que por sus deshonestos movimientos, acciones y canto, causaba rubor aún a las personas de menos delicada conciencia ". El baile fue tomado por los Tapatíos, los que lo despojaron de sus características licenciosas, convirtiéndolo en un baile folklórico solamente, en el que se describe la lucha amorosa, el ruego y la pasión tierna del mexicano, la fuga y coquetería de la mujer, que se atraen y se rechazan hasta terminar en el entendimiento final.
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La danza se acompaña en esos lugares con la música del Mariachi, tapatío también, que originalmente fue una orquesta compuesta de gente de arpón, guitarrón y violín, a la que a veces acompañaba un clarinete y un tamborcillo. Antes se bailaba el Jarabe cantando sones de la tierra, con dos voces acopladas, una de ellas era el falsete. El original Jarabe Tapatío era una danza de larga duración, colección de sones y bailes diversos, que independientemente entre sí fueron populares y que juntaron para formar algo así como un baile nacional, compuesto para la clásica pareja del Charro y la China Poblana. Comienza con el son de El Atole, y sigue con los de: El Carbonero, El Sombrero Ancho, El Ahualulco, La Malhora, La Guitlacocha, El Perico, Los Enanos, El Romerito, El Limoncito y otros sones, para terminar con los de El Palomo y La Diana.
Al empezar el siglo XIX, los currutacos o emperifollados de la alta sociedad mexicana, afrancesados ya un poco, bailaban las danzas europeas: el bolero, el fandango, la contradanza o bien los aires de la corte, como las pavanas, las gavotas y los minuetos, aún más antiguos; mientras que el pueblo bailaba el zapateado español, acompañando al baile con seguidillas y tonadillas mal intencionadas, que generalmente se burlaban, con picantes letras, no pocas veces licenciosas, de los bailes de los gomosos y de sus reverencias. Al sobrevenir la independencia de México, se incorporaron sones patrióticos y canciones populares, convirtiéndose el zapateado español en el Jarabe Tapatío con elementos propios.
Se puso el nombre de Jarabe al nuevo baile, porque los boticarios acostumbraban hacer un jarabe de mixturas, para muchos males, echando en unos recipientes los sobrantes de muchos otros medicamentos ya que el baile se hizo también con retazos de otras danzas y canciones.
El Jarabe se baila con diversos movimientos de los pies para cada son y la mímica correspondiente: por ejemplo, al bailar El Palomo, el nombre hace la rueda a la mujer, como el macho a la hembra, en las palomas, terminando por arrojar a los pies de la bailadora el galoneado sombrero. El Jarabe siguió siendo un baile popular, que nunca entro a los salones, en donde se siguieron bailando las danzas extranjeras: la varsoviana, la polka, la mazurka, el chotis, la danza y el vals, que trajeron a México los soldados franceses durante la invasión de mediados de siglo. El Jarabe era considerado como una danza corriente y licenciosa que empezó a bailarse en las fiestas públicas hasta imponerse.
El virrey Berenguer de Marquina, el 15 de diciembre de 1802, en un bando que
condenaba esa danza, decía dolido: " que en el mes de octubre llegó a su noticia, con gran sentimiento de su corazón, que en esta capital (la ciudad de México) y en otros lugares del reino, se iba introduciendo un baile nombrado Jarabe Gatuno, que por sus deshonestos movimientos, acciones y canto, causaba rubor aún a las personas de menos delicada conciencia ". El baile fue tomado por los Tapatíos, los que lo despojaron de sus características licenciosas, convirtiéndolo en un baile folklórico solamente, en el que se describe la lucha amorosa, el ruego y la pasión tierna del mexicano, la fuga y coquetería de la mujer, que se atraen y se rechazan hasta terminar en el entendimiento final.
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