La Ciudad de Puebla se ubica a 120 km de la Ciudad de México, fue fundada en el siglo XVI, como un experimento social, por parte de los monjes franciscanos, asentados en al antiguo cauce del río San Francisco, en el centro de la región que ocuparon los señoríos indígenas, prehispánicos, y donde el mestizaje cultural se expresó en la arquitectura civil y religiosa, tanto en la parte ocupada por los españoles, así como la parte ocupada por los indígenas, ( barrios ) integraron un conjunto urbano, que constituye una parte importante del patrimonio cultural de México; fue declarada como zona de monumentos históricos el 16 de noviembre de 1977 y declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987, cuenta con una extensión en su zona monumental de 6.99 kilómetros cuadrados, enlistándose en la declaratoria de monumentos 2619 edificios de valor dentro de su perímetro. En la parte oriente del centro histórico, se localizan el convento y templo de San Francisco y una serie de edificaciones ocupadas por antiguas fábricas textiles, que se ubicaron en el siglo XIX aprovechando la cercanía con el centro y los beneficios del agua del Río de San Francisco, actual Bulevar 5 de Mayo y las aguas del Arroyo de Xonaca.
La región de Puebla queda definida por las estribaciones de los volcanes Popocatepétl e
Iztacíhuatl al oeste, la Sierra Madre oriental al norte, la Mixteca al sur y el pico Orizaba
al este. Se despliega en el valle del Atoyac y de los numerosos afluentes que surgen de
La Malinche, que forman una llanura fértil y profundamente humanizada cuando
llegaron los españoles. Uno de estos afluentes es el río San Francisco, junto al que se
instalaron primero los frailes, en 1525, realizando el primer esfuerzo que facilita la
fundación en la otra ribera. La ciudad se va estructurando rápidamente, sobre todo desde
que se aplica las reglas derivadas de las ordenanzas de 1573.
El espacio urbano se configura de manera dual, sin embargo pronto queda definido el
espacio que hoy identificamos con el Centro Histórico.
Queda bordeada por barrios indígenas, como el Barrio Altos, junto al convento de San
Francisco, o ‘Analco’, que significa al otro lado del río. Al amparo de los conventos y
desde el trabajo en haciendas y casas se produce un lento aunque intenso mestizaje. El
poblamiento, el sistema de caminos y el sistema parcelario, que son los fundamentos
físicos de la humanización de un paisaje territorio
La ciudad de los ángeles es desde su origen un espacio urbano polinuclear y heterogéneo, que incorpora el río San Francisco –entubado en 1961–, espacio característico de las ciudades de fundación rodeadas por barrios indígenas. En Puebla hay una intensa presencia indígena en el entorno, que todavía caracteriza núcleos como Cholula: no deja de asombrarnos la pirámide de Chiconahui Quiahuitl, dios de la lluvia (parece que ya estaba oculta cuando llega Cortés), un cerro hecho a mano, el Tlachihualltepelt, de 450 metros de lado y sobre el que hoy se levanta el templo de la Virgen de los Remedios.
La periferia está ocupada por molinos, fuentes, haciendas, templos…un entorno de ejidos organizado con sentido, donde lo rural penetra en lo urbano. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, la bonanza económica permite una arquitectura relevante. Sobre todo en el siglo XVIII, tras el impulso palafoxiano, donde florece el “barroco poblano”
La ciudad comienza a cambiar durante el Porfiriato, sobre todo a partir de la llegada del
ferrocarril, en 1869 el de México a Veracruz y en 1888 el Transoceánico, con un
trazado de conexión interno al servicio de las primeras fábricas y con un tranvía urbano.
ciudad moderna, que alcanza los 149.000 habitantes en 1940.
La región de Puebla queda definida por las estribaciones de los volcanes Popocatepétl e
Iztacíhuatl al oeste, la Sierra Madre oriental al norte, la Mixteca al sur y el pico Orizaba
al este. Se despliega en el valle del Atoyac y de los numerosos afluentes que surgen de
La Malinche, que forman una llanura fértil y profundamente humanizada cuando
llegaron los españoles. Uno de estos afluentes es el río San Francisco, junto al que se
instalaron primero los frailes, en 1525, realizando el primer esfuerzo que facilita la
fundación en la otra ribera. La ciudad se va estructurando rápidamente, sobre todo desde
que se aplica las reglas derivadas de las ordenanzas de 1573.
El espacio urbano se configura de manera dual, sin embargo pronto queda definido el
espacio que hoy identificamos con el Centro Histórico.
Queda bordeada por barrios indígenas, como el Barrio Altos, junto al convento de San
Francisco, o ‘Analco’, que significa al otro lado del río. Al amparo de los conventos y
desde el trabajo en haciendas y casas se produce un lento aunque intenso mestizaje. El
poblamiento, el sistema de caminos y el sistema parcelario, que son los fundamentos
físicos de la humanización de un paisaje territorio
La ciudad de los ángeles es desde su origen un espacio urbano polinuclear y heterogéneo, que incorpora el río San Francisco –entubado en 1961–, espacio característico de las ciudades de fundación rodeadas por barrios indígenas. En Puebla hay una intensa presencia indígena en el entorno, que todavía caracteriza núcleos como Cholula: no deja de asombrarnos la pirámide de Chiconahui Quiahuitl, dios de la lluvia (parece que ya estaba oculta cuando llega Cortés), un cerro hecho a mano, el Tlachihualltepelt, de 450 metros de lado y sobre el que hoy se levanta el templo de la Virgen de los Remedios.
La periferia está ocupada por molinos, fuentes, haciendas, templos…un entorno de ejidos organizado con sentido, donde lo rural penetra en lo urbano. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, la bonanza económica permite una arquitectura relevante. Sobre todo en el siglo XVIII, tras el impulso palafoxiano, donde florece el “barroco poblano”
La ciudad comienza a cambiar durante el Porfiriato, sobre todo a partir de la llegada del
ferrocarril, en 1869 el de México a Veracruz y en 1888 el Transoceánico, con un
trazado de conexión interno al servicio de las primeras fábricas y con un tranvía urbano.
ciudad moderna, que alcanza los 149.000 habitantes en 1940.
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