Ensayo político sobre el reino de la Nueva España de Alejandro de Humboldt:
CULTIVOS
El cultivo de la caña de azúcar ha efectuado rapidísimos progresos en los últimos años. Los antiguos mexicanos no conocían más que el jarabe de miel de abejas, el del metl (agave) y el azúcar de la caña de maíz. Los españoles llevaron la caña de azúcar de las islas Canarias a la de Santo Domingo, desde donde pasó sucesivamente a Cuba y a Nueva España.
Pedro de Atienza plantó las primeras cañas en 1520 en las inmediaciones de Concepción de la Vega, en Santo Domingo, y Gonzalo de Velosa construyó los primeros cilindros. En 1535 ya se contaban en la isla de Santo Domingo más de treinta ingenios. Merece observarse que entre los primeros molinos de azúcar (trapiches) construidos por los españoles a principios del siglo XVI, los había ya que se movían no con caballos, sino con ruedas hidráulicas,
En 1553, la abundancia de azúcar era ya tan considerable en México, que se exportó de Veracruz y Acapulco para España y el Perú; pero esta última exportación ha cesado hace mucho tiempo, porque el mismo Perú produce más de la necesaria para su consumo.
En la Nueva España, los principales plantíos están en la intendencia de Veracruz, cerca de Orizaba y Córdoba; en la de Puebla, cerca de Cuautla de las Amilpas; en la de México, al O. del Nevado de Toluca y al S. de Cuernavaca, cerca de Celaya, Salvatierra y Pénjamo, y en el valle de Santiago; y en las de Valladolid y Guadalajara, al S. O. de Pátzcuaro y Tecolotlán.
Examinando el testamento de Cortés, ya había ingenios de azúcar cerca de Coyoacán, en el valle de México. Felizmente, la introducción de esclavos negros no ha aumentado en México en la misma proporción que el cultivo del azúcar: casi todo el azúcar mexicano lo fabrican los indios, y, por consiguiente, hombres libres.
Se observa en México que el vezou, o jugo exprimido de la caña de azúcar, es más o menos dulce si la planta se cría en las tierras bajas o en una meseta elevada. La mayor parte del azúcar que se produce en la Nueva España se consume en el mismo país; y es muy probable que este consumo, a pesar del gran número de indios, ascienda a más de 24.000,000 kilogramos por año.
El algodón es una de las plantas cuyo cultivo es tan antiguo entre los pueblos aztecas como el de la pita, el maíz y la quinoa. Lo hay de superior calidad en las costas occidentales, desde Acapulco hasta Colima; y en el puerto de Guatlán; principalmente al S. del volcán de Jorullo, entre Petatlán, Teipa y Atoyaque.
El cultivo del cacao (cacari, o cacava quahuitl) era muy común en México en tiempo de Moctezuma; allí conocieron los españoles este árbol precioso que seguidamente trasplantaron a las islas Canarias y a Filipinas.
Los mexicanos preparaban una bebida llamada chocolatl, en la que mezclaban al cacao un poco de harina de maíz, vainilla (tlilxochitl) y el fruto de una especie de pimienta (mecaxochitl). Sabían también reducir el chocolate a tablillas, y este arte, los instrumentos de que se servían para moler el cacao y hasta la palabra chocolatl han pasado a Europa. Por ello causa admiración el ver que hoy el cultivo del cacao está casi del todo descuidado. Apenas se encuentran algunos pies de este árbol en las inmediaciones de Colima y en las márgenes del Coatzacoalcos. Las plantaciones en la provincia de Tabasco son de poca importancia, y todo el cacao que México necesita para su consumo lo obtiene de Guatemala, Maracaybo, Caracas y Guayaquil.
El chocolate que se fabrica en México es de superior calidad, porque el comercio de Veracruz y de Acapulco hace refluir a la Nueva España el famoso cacao de Soconusco, en las costas de Guatemala; el de Gualan, del golfo de Honduras; el de Uritucu, en la provincia de Caracas; el de Capiriqual, de la Nueva Barcelona; y el de Esmeralda, del reino de Quito.
En tiempo de los reyes aztecas, los granos de cacao servían de moneda
Los aztecas transmitieron a los españoles el uso de la vainilla. La vainilla que se consume en Europa viene de México por el único conducto de Veracruz, y se produce en las dos intendencias de Veracruz y Oaxaca. En la primera, los distritos famosos por el comercio de la vainilla son la subdelegación de Misantla, con los pueblos indios de Misantla, Colipa, Yacuatla y Nautla, la jurisdicción de Papantla y las de Santiago y San Andrés Tuxtla. La planta florece en febrero y marzo, y la recolección dura desde marzo o abril hasta junio.
La misma falda oriental de la cordillera en donde se coge la vainilla, produce la zarzaparrilla, y el purgante de la Jalapa, que es la raíz del convolvulus jalapa. Este albohol vegeta a la altura de 1,300 a 1,400 metros en toda la cordillera que se extiende desde el Pico de Orizaba hasta el Cofre de Perote.
El cultivo del tabaco mexicano podría llegar a ser un ramo agrícola de la mayor importancia, si su comercio fuese libre; pero desde que se introdujo el monopolio, o sea desde que el visitador don José de Gálvez estableció el estanco real del tabaco, en 1764, no sólo se necesita un permiso especial para plantar tabaco, no sólo se obliga al cultivador a venderlo a la administración y al precio que ésta le fija, sino que el cultivo está limitado a solas las inmediaciones de Orizaba y Córdoba y a los partidos de Huatusco y Zongolica, de la intendencia de Veracruz.
Antes de establecerse el estanco real, la intendencia de Guadalajara, principalmente los partidos de Autlán, Ezatlán, Ahuxcatlán, Tepic, Santixpac y Acaponeta, eran célebres por la abundancia y excelente calidad del tabaco que producían.
www.antorcha.net/biblioteca_virtual
CULTIVOS
El cultivo de la caña de azúcar ha efectuado rapidísimos progresos en los últimos años. Los antiguos mexicanos no conocían más que el jarabe de miel de abejas, el del metl (agave) y el azúcar de la caña de maíz. Los españoles llevaron la caña de azúcar de las islas Canarias a la de Santo Domingo, desde donde pasó sucesivamente a Cuba y a Nueva España.
Pedro de Atienza plantó las primeras cañas en 1520 en las inmediaciones de Concepción de la Vega, en Santo Domingo, y Gonzalo de Velosa construyó los primeros cilindros. En 1535 ya se contaban en la isla de Santo Domingo más de treinta ingenios. Merece observarse que entre los primeros molinos de azúcar (trapiches) construidos por los españoles a principios del siglo XVI, los había ya que se movían no con caballos, sino con ruedas hidráulicas,
En 1553, la abundancia de azúcar era ya tan considerable en México, que se exportó de Veracruz y Acapulco para España y el Perú; pero esta última exportación ha cesado hace mucho tiempo, porque el mismo Perú produce más de la necesaria para su consumo.
En la Nueva España, los principales plantíos están en la intendencia de Veracruz, cerca de Orizaba y Córdoba; en la de Puebla, cerca de Cuautla de las Amilpas; en la de México, al O. del Nevado de Toluca y al S. de Cuernavaca, cerca de Celaya, Salvatierra y Pénjamo, y en el valle de Santiago; y en las de Valladolid y Guadalajara, al S. O. de Pátzcuaro y Tecolotlán.
Examinando el testamento de Cortés, ya había ingenios de azúcar cerca de Coyoacán, en el valle de México. Felizmente, la introducción de esclavos negros no ha aumentado en México en la misma proporción que el cultivo del azúcar: casi todo el azúcar mexicano lo fabrican los indios, y, por consiguiente, hombres libres.
Se observa en México que el vezou, o jugo exprimido de la caña de azúcar, es más o menos dulce si la planta se cría en las tierras bajas o en una meseta elevada. La mayor parte del azúcar que se produce en la Nueva España se consume en el mismo país; y es muy probable que este consumo, a pesar del gran número de indios, ascienda a más de 24.000,000 kilogramos por año.
El algodón es una de las plantas cuyo cultivo es tan antiguo entre los pueblos aztecas como el de la pita, el maíz y la quinoa. Lo hay de superior calidad en las costas occidentales, desde Acapulco hasta Colima; y en el puerto de Guatlán; principalmente al S. del volcán de Jorullo, entre Petatlán, Teipa y Atoyaque.
El cultivo del cacao (cacari, o cacava quahuitl) era muy común en México en tiempo de Moctezuma; allí conocieron los españoles este árbol precioso que seguidamente trasplantaron a las islas Canarias y a Filipinas.
Los mexicanos preparaban una bebida llamada chocolatl, en la que mezclaban al cacao un poco de harina de maíz, vainilla (tlilxochitl) y el fruto de una especie de pimienta (mecaxochitl). Sabían también reducir el chocolate a tablillas, y este arte, los instrumentos de que se servían para moler el cacao y hasta la palabra chocolatl han pasado a Europa. Por ello causa admiración el ver que hoy el cultivo del cacao está casi del todo descuidado. Apenas se encuentran algunos pies de este árbol en las inmediaciones de Colima y en las márgenes del Coatzacoalcos. Las plantaciones en la provincia de Tabasco son de poca importancia, y todo el cacao que México necesita para su consumo lo obtiene de Guatemala, Maracaybo, Caracas y Guayaquil.
El chocolate que se fabrica en México es de superior calidad, porque el comercio de Veracruz y de Acapulco hace refluir a la Nueva España el famoso cacao de Soconusco, en las costas de Guatemala; el de Gualan, del golfo de Honduras; el de Uritucu, en la provincia de Caracas; el de Capiriqual, de la Nueva Barcelona; y el de Esmeralda, del reino de Quito.
En tiempo de los reyes aztecas, los granos de cacao servían de moneda
Los aztecas transmitieron a los españoles el uso de la vainilla. La vainilla que se consume en Europa viene de México por el único conducto de Veracruz, y se produce en las dos intendencias de Veracruz y Oaxaca. En la primera, los distritos famosos por el comercio de la vainilla son la subdelegación de Misantla, con los pueblos indios de Misantla, Colipa, Yacuatla y Nautla, la jurisdicción de Papantla y las de Santiago y San Andrés Tuxtla. La planta florece en febrero y marzo, y la recolección dura desde marzo o abril hasta junio.
La misma falda oriental de la cordillera en donde se coge la vainilla, produce la zarzaparrilla, y el purgante de la Jalapa, que es la raíz del convolvulus jalapa. Este albohol vegeta a la altura de 1,300 a 1,400 metros en toda la cordillera que se extiende desde el Pico de Orizaba hasta el Cofre de Perote.
El cultivo del tabaco mexicano podría llegar a ser un ramo agrícola de la mayor importancia, si su comercio fuese libre; pero desde que se introdujo el monopolio, o sea desde que el visitador don José de Gálvez estableció el estanco real del tabaco, en 1764, no sólo se necesita un permiso especial para plantar tabaco, no sólo se obliga al cultivador a venderlo a la administración y al precio que ésta le fija, sino que el cultivo está limitado a solas las inmediaciones de Orizaba y Córdoba y a los partidos de Huatusco y Zongolica, de la intendencia de Veracruz.
Antes de establecerse el estanco real, la intendencia de Guadalajara, principalmente los partidos de Autlán, Ezatlán, Ahuxcatlán, Tepic, Santixpac y Acaponeta, eran célebres por la abundancia y excelente calidad del tabaco que producían.
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