México ha sido el privilegiado escenario del surgimiento de notables civilizaciones a lo largo de varios milenios. La presencia humana tiene allí una antigüedad no menor a los 10.000 años y a la llegada de los conquistadores europeos vivían en ese territorio unos 17.000.000 de individuos con un alto desarrollo en muy diversos aspectos.
Actualmente, está considerado uno de los seis países con mayor riqueza cultural. Si bien el número de etnias y lenguas es objeto de arduas polémicas, el número de idiomas en uso no es menor a los 50 y algunos lingüistas elevan esta cifra casi hasta 300.
Presenta una geografía muy variada: montañas y desiertos, selvas y mesetas entre los dos mayores océanos del planeta.
Disputa con Australia el cuarto lugar entre los países megadiversos del mundo, detrás de Brasil, Indonesia y Colombia. Los científicos calculan que existen en su territorio entre 18 y 30.000 especies de plantas superiores, de las que sólo las cactáceas son más de 800 especies. Su fauna es igualmente diversa: es el segundo país en cantidad de reptiles, con 717 especies y el cuarto en el mundo (con 284 especies) en cantidad de anfibios. Tiene 1050 especies registradas de aves y 2237 de mariposas.
En el límite entre los Estados de México y Michoacán, se encuentran los famosos "Santuarios de las Mariposas Monarca", dónde millones de éstos frágiles lepidópteros, cada uno de los cuales pesa menos de un gramo, se reúnen todos los años entre noviembre y febrero después de haber migrado hasta allí desde los bosques de Canadá, en un viaje de miles de kilómetros que aún la ciencia intenta desentrañar.
En territorio mexicano están varias de las montañas más altas de Norteamérica. La mayoría son volcanes cuyas cimas permanecen cubiertas de nieve, como el Citlaltépetl o Nevado de Orizaba (5610 mts.), el Popocatépetl ("La montaña que humea", actualmente activo y de 5465 mts.), el Iztaccíhuatl ("La mujer dormida", de 5230 mts.) y el Xinantécatl o Nevado de Toluca (4690 mts.).
En otras zonas de México es posible transitar sobre campos de lava solidificada, en un paisaje casi extraterrestre, como en las cercanías del volcán Ceboruco, en el límite estadual entre Jalisco y Nayarit.
En Michoacán se dio el único caso registrado de irrupción de un volcán frente a testigos. El 8 de febrero de 1943 en cercanías de Parícuti, región de la etnia purépecha, un humilde campesino que labraba su milpa observó como la tierra comenzaba a calentarse y desprender vapor. Huyó asombrado hacia el pueblo cercano para dar la alarma mientras la tierra se hinchaba y comenzaban a emerger chorros de lava hirviente. Diez días después la erupción ya había provocado un cono de 165 mts. de altura y el espectáculo era dantesco. Durante los nueve años siguientes continuó la actividad eruptiva y el cono creció hasta los 440 mts. De altura, para repentinamente apagarse el 25 de febrero de 1952. Se lo conoce como el Paricutín.
Del antiguo pueblo de San Juan Parangaricutiro solo emerge actualmente la parte superior de las torres de su iglesia sobre un mar de lava sólida de aspecto inquietante.
En esta zona de la Meseta Tarasca existen cientos de volcanes apagados, cuyos manchones de lava, estériles para la agricultura, son denominados por los lugareños "malpaises".
También existen en México algunos de los desiertos más antiguos y estables del planeta. Las condiciones geológicas y climáticas de ciertos valles bajos, encerrados o protegidos por altas montañas, dieron origen a excepcionales zonas desérticas como las de San Felipe (en Baja California), la Cuenca del Tehuantepec (Oaxaca), el Valle del Mezquital-Meztitlán (Hidalgo), el de Tehuacan-Cuicatlán (entre Puebla y Oaxaca) o la región del Santa María-Estoray (en Querétaro).
En estas dos últimas zonas, así como en las de Zapotitlán (Puebla), El Vizcaíno (Baja California Sur) y el desierto del Pinacate (en Sonora), están los mejores reservorios de cactus del mundo.
Con espíritu aventurero y buena condición física es posible en México recorrer zonas de profundísimos cañones, como los que caracterizan al Parque Natural Barrancas del Cobre, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, sistema orográfico conformado por tal volumen de roca volcánica que la ciencia actual no consigue explicar. Otros pueden observarse navegando cómodamente por sus ríos, como el Cañón del Sumidero en Chiapas.
Grutas como las de Cacahuamilpa (Guerrero), La Estrella (Edo. De México) o las de García (Nuevo León), a pesar de su popularidad no deben ser descartadas ya que su belleza es verdaderamente impresionante.
Otras como la Cueva de La Boca también en Nuevo León, requieren de un guía y buena condición física para alcanzarlas, pero podrá allí observarse el hábitat subterráneo de 5 millones de murciélagos.
Por último, algunas como el Sótano de San Agustín, en Oaxaca, que es la más profunda de América (1250 mts. hacia abajo, hasta donde ha sido posible explorarla en la actualidad) y con unos 24 kms. De extensión, sólo pueden ser recorridas por especialistas con sofisticados equipos técnicos.
Manantiales termales con nombres tan sugerentes como Hierve el Agua, en Oaxaca, podrán ser visitados por el viajero ansioso de curiosas bellezas naturales.
Ciudades fantasmas, cuyas ruinas perviven como mudos testigos del oprobio y la bonanza de la explotación minera colonial, como El Real de Catorce, en San Luis Potosí, serán el destino de quien busque notables testimonios históricos.
Centros ceremoniales naturales de antiquísimas culturas, como los Cenotes Mayas en Yucatán. Arrecifes coralinos como los de Sian Ka´an en las costas de Quintana Roo...
www.elportaldemexico.com
Actualmente, está considerado uno de los seis países con mayor riqueza cultural. Si bien el número de etnias y lenguas es objeto de arduas polémicas, el número de idiomas en uso no es menor a los 50 y algunos lingüistas elevan esta cifra casi hasta 300.
Presenta una geografía muy variada: montañas y desiertos, selvas y mesetas entre los dos mayores océanos del planeta.
Disputa con Australia el cuarto lugar entre los países megadiversos del mundo, detrás de Brasil, Indonesia y Colombia. Los científicos calculan que existen en su territorio entre 18 y 30.000 especies de plantas superiores, de las que sólo las cactáceas son más de 800 especies. Su fauna es igualmente diversa: es el segundo país en cantidad de reptiles, con 717 especies y el cuarto en el mundo (con 284 especies) en cantidad de anfibios. Tiene 1050 especies registradas de aves y 2237 de mariposas.
En el límite entre los Estados de México y Michoacán, se encuentran los famosos "Santuarios de las Mariposas Monarca", dónde millones de éstos frágiles lepidópteros, cada uno de los cuales pesa menos de un gramo, se reúnen todos los años entre noviembre y febrero después de haber migrado hasta allí desde los bosques de Canadá, en un viaje de miles de kilómetros que aún la ciencia intenta desentrañar.
En territorio mexicano están varias de las montañas más altas de Norteamérica. La mayoría son volcanes cuyas cimas permanecen cubiertas de nieve, como el Citlaltépetl o Nevado de Orizaba (5610 mts.), el Popocatépetl ("La montaña que humea", actualmente activo y de 5465 mts.), el Iztaccíhuatl ("La mujer dormida", de 5230 mts.) y el Xinantécatl o Nevado de Toluca (4690 mts.).
En otras zonas de México es posible transitar sobre campos de lava solidificada, en un paisaje casi extraterrestre, como en las cercanías del volcán Ceboruco, en el límite estadual entre Jalisco y Nayarit.
En Michoacán se dio el único caso registrado de irrupción de un volcán frente a testigos. El 8 de febrero de 1943 en cercanías de Parícuti, región de la etnia purépecha, un humilde campesino que labraba su milpa observó como la tierra comenzaba a calentarse y desprender vapor. Huyó asombrado hacia el pueblo cercano para dar la alarma mientras la tierra se hinchaba y comenzaban a emerger chorros de lava hirviente. Diez días después la erupción ya había provocado un cono de 165 mts. de altura y el espectáculo era dantesco. Durante los nueve años siguientes continuó la actividad eruptiva y el cono creció hasta los 440 mts. De altura, para repentinamente apagarse el 25 de febrero de 1952. Se lo conoce como el Paricutín.
Del antiguo pueblo de San Juan Parangaricutiro solo emerge actualmente la parte superior de las torres de su iglesia sobre un mar de lava sólida de aspecto inquietante.
En esta zona de la Meseta Tarasca existen cientos de volcanes apagados, cuyos manchones de lava, estériles para la agricultura, son denominados por los lugareños "malpaises".
También existen en México algunos de los desiertos más antiguos y estables del planeta. Las condiciones geológicas y climáticas de ciertos valles bajos, encerrados o protegidos por altas montañas, dieron origen a excepcionales zonas desérticas como las de San Felipe (en Baja California), la Cuenca del Tehuantepec (Oaxaca), el Valle del Mezquital-Meztitlán (Hidalgo), el de Tehuacan-Cuicatlán (entre Puebla y Oaxaca) o la región del Santa María-Estoray (en Querétaro).
En estas dos últimas zonas, así como en las de Zapotitlán (Puebla), El Vizcaíno (Baja California Sur) y el desierto del Pinacate (en Sonora), están los mejores reservorios de cactus del mundo.
Con espíritu aventurero y buena condición física es posible en México recorrer zonas de profundísimos cañones, como los que caracterizan al Parque Natural Barrancas del Cobre, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, sistema orográfico conformado por tal volumen de roca volcánica que la ciencia actual no consigue explicar. Otros pueden observarse navegando cómodamente por sus ríos, como el Cañón del Sumidero en Chiapas.
Grutas como las de Cacahuamilpa (Guerrero), La Estrella (Edo. De México) o las de García (Nuevo León), a pesar de su popularidad no deben ser descartadas ya que su belleza es verdaderamente impresionante.
Otras como la Cueva de La Boca también en Nuevo León, requieren de un guía y buena condición física para alcanzarlas, pero podrá allí observarse el hábitat subterráneo de 5 millones de murciélagos.
Por último, algunas como el Sótano de San Agustín, en Oaxaca, que es la más profunda de América (1250 mts. hacia abajo, hasta donde ha sido posible explorarla en la actualidad) y con unos 24 kms. De extensión, sólo pueden ser recorridas por especialistas con sofisticados equipos técnicos.
Manantiales termales con nombres tan sugerentes como Hierve el Agua, en Oaxaca, podrán ser visitados por el viajero ansioso de curiosas bellezas naturales.
Ciudades fantasmas, cuyas ruinas perviven como mudos testigos del oprobio y la bonanza de la explotación minera colonial, como El Real de Catorce, en San Luis Potosí, serán el destino de quien busque notables testimonios históricos.
Centros ceremoniales naturales de antiquísimas culturas, como los Cenotes Mayas en Yucatán. Arrecifes coralinos como los de Sian Ka´an en las costas de Quintana Roo...
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